lunes, enero 16, 2012

Metrópoli


 
Metrópoli
Joaquín Ortega


Fuimos niños sin estar al tanto
De lo visto
Que rompía calles
Deshabitando dolores
En las sabanas resecas
Claramente se apelaba a
Beber agua de animales calientes a
Dormir por un breve siglo y para siempre
Tus hijos buenos, Padre
Son silentes y obsequiosos
Los amas tanto a ellos
Que dejas pasar el tiempo quemado
Entre comas
En las trochas de la lujuria
Quien va por un bocado
Modifica
Retribución por silencio
Uno que dibuja las alturas espesadas con rayas negras
Anclados al recuerdo de los montañistas
Alegres de dolor a la vuelta
En un tramado de pulmones que silban contra el frío
Una ventana que muestra familias
Se cansa de agruparlos
Evadiendo ser unánimes


Pensando en escribir algo sobre tu boca
La que prueba pan y marcha humos
La que habla de los robos y
Se sorprende ante los años de los tíos
La boca que se queja
Que trabaja
Que perfuma
En primeras personas
La pompa de los pasajes
El pasillo herrado por los dequeísmos
La quiebra entre las playas
Los animales con viajes dentro
Sobre tu boca una lengua menos humana
Más parecida al jean viejo
Cortado por pulgares diminutos
Defiende un pedrusco del paraíso


En esa metrópoli
Hay que aprender a mirar de lejos
No hay cera que separe a la sombra dirigida
Desde la pieza fría que se hunde en el mar
En esa metrópoli
Cada peligro está habituado a un material múltiple
Tras algunas puertas
Protegidos por los símbolos invisibles
Van salando sus frontales de víctima
Las familias gastan verbos y se confía
En cada rostro desconocido
Tanto como puedas acelerar el paso
Ojos que figuran no tomar nota
Son semáforos de cuenta regresiva
A la nueva sed que pica en la noche
La que engaña cada hora
La que rebasa al sol  
En la metrópoli
Que compra el emparejo
No hay razón para pensar en un largo mañana
Cortos adioses
Largas bienvenidas
Como si con eso bastara
Para calentar los carbones y derretir los miedos
Se desvanecen lágrimas y guerra
Contra los mártires
El pié no ha calzado
Solo algún niño se premia sin saberlo
Frente a un helado compartido
La mañana suena con su voz de caja imperfecta
El antifaz de la laca y el peine contra los confesos
Se cruzan las manos en carácter de permiso
Para vivir con quien te topas en el cruce
Con el que vive en el silencio de los ojos cerrados
Quien te espera sin saberlo
Ríen los erectos de grito ahogado
Los frescos de la pesadilla infantil
De la manzana que rueda de la bolsa
Para ser sacrifico
Entre el concreto y el pantano
Una pausa entre motores
Y seguir bailando con una bandera contra el viento
Viendo de lejos los asientos
Los relojes detenidos
Los bucles orquestados