sábado, noviembre 13, 2010

El Naranjal

El Naranjal

Nada que haya resbalado desde los bordes del prójimo

Suena distinto

Ante

Aquel abominado que

Escapado

Llorado

Perdido y entregado al adiós

Siguió perdido para siempre

Tanto desaguarnos

Buscando un altar calle abajo

Sumando los clementes y el sepulcro

Ante el cuero de la única amistad que destruye puentes

Sin crear alianzas para innúmeras

Miraste con desdén

Las cosechas cómodas y las lluvias innecesarias

Al hombro hijos ajenos

Conteniendo banderas dobles

Sobre niñas que no arroparás jamás

Que verlas pasar el tiempo entres risas y carreras

Y lo que apaleaste adulterando

Lo habitaste también al sobrevuelo

Consumiste con los que someten barcos crucificados y caballos de fiebre

Al fogón de los dolores en la falla del millar de sonrisas cósmicas

Abrazando sueños verídicos

Para perderte

Para reanudarnos

Cuantas caminatas solitarias

Silenciosas en silencio

Es la sibila que no aparece

Sino cuando despiertos

Pedimos vino, fuego, refugio

Haciendo a un lado los viejos muebles

Visitando para siempre

La casa de la sal y el tiempo

Que habla dormido y sabe

Cobijar desde la noche

Un abrazo caído desde el naranjal