Días de cine
Joaquín Ortega
El padre de mi amigo lo llevaba al cine
Conversaban de máscaras
De historias y de actores que imitaban el temperamento de otros actores
Mi amigo entre clases
Desnucaba plantas de plástico con una regla
Cruzó una puerta hacia sus libros cuando
Padre y madre dejaron de hablarse
Con el tiempo
Aprendió a gritarle a esa señora que lo criaba
A construirle insultos ingeniosos
Mientras ella fumaba
Una cancha abajo recogía las sonrisas de pequeñas enamoradas
Las mujeres reían al principio con sus remates
En casa era poco dominante
Desafecto aparecía
como respuesta a su actitud en el diccionario
Pasaba el tiempo entre objetos lejanos
El recuerdo de su padre, allá lejos, fue tema de conversación en algunas
fechas
Cuando pudo visitarlo
Tampoco discutieron mucho
Se reencontró con alguien parecido al rostro que le daba la retentiva
Pero salía una voz ronca de un cabello rapado
Ambos vieron más y más películas
Su recuerdo, al que llamaba hermano menor, él mismo y este padre roto se sentaban
cordialmente
Los tres sí que sabían armar silencios incalificables
Nunca claudicaron en su afán de separarse para siempre
De los desagrados heredados
Mi amigo amó por un tiempo a una mujer
Que se enamoró de sus piernas tras una pelota
Su cuerpo arrastraría al atrevimiento de ambos en una talega brillante
El cerró la puerta con suavidad
Tras ese intento apodado casa
Hoy mi amigo come bien
Se quita el frio con licores blancos
Mira películas en silencio
Lo que quedó atrás
Bien estuvo
Las máscaras
Las pantallas
Los actores
El padre de mi amigo ya no vive
La madre de mi amigo vive sola
El hermano menor de mi amigo juega solo
Solo quedan los gestos de los extras
Los carteles oxidados
Bajar los ojos